El debate detrás del debate

El debate detrás del debate

Reflexiones cortas

Las discusiones sobre la edad de la Tierra y el origen del hombre han sido una constante en la historia de la teología hasta nuestros días. En términos generales, se debate si la Tierra tiene unos 4.000 años o si es mucho más antigua, y si los días de la creación mencionados en la Biblia fueron días de 24 horas como los conocemos hoy o periodos más largos. Con la formulación de diversas teorías de la evolución, las preguntas sobre el origen del hombre se han vuelto más complejas, llevando a la iglesia a dividirse entre quienes adoptan diferentes posturas.
La publicación del libro El origen de las especies de Charles Darwin llevó a que algunos evangélicos prestaran mayor atención a estas teorías. Consecuentemente, muchas iglesias protestantes e instituciones comenzaron a incluir la teoría de la evolución en sus enseñanzas.
La visión cristiana de la creación que competía con el darwinismo no era uniforme. Aunque la creencia popular entre los cristianos era que Dios creó el cosmos aproximadamente 4.000 años antes de la llegada de Cristo, existían variaciones. Por ejemplo, los dos principales reformadores de la iglesia, Martín Lutero y Juan Calvino, creían que la creación tenía menos de 6.000 años y que Dios había creado todas las cosas en seis días de veinticuatro horas. Sin embargo, otros se resistieron a esta tendencia, sosteniendo la historicidad de Adán y Eva, mientras consideraban que la antigüedad de la humanidad no era una cuestión teológica.
Un número creciente de evangélicos comenzó a discrepar con la visión de los reformadores sobre la naturaleza y duración de los seis días de la creación. Al mismo tiempo, aceptaban los relatos de la creación en Génesis 1 y 2 como autoritativos en cuanto a la historicidad de Adán y Eva, independientemente de si creían que el acto de creación de Dios era reciente o antiguo.
La llegada de la teoría de la evolución diversificó aún más las posturas. Para algunos, la evolución encaja perfectamente en sus cálculos sobre la edad de la Tierra. Sin embargo, adoptar la teoría de la evolución no solo implica reconsiderar la edad de la Tierra, sino también cuestionar si Adán y Eva realmente existieron, si fueron creados como lo narra la Biblia en Génesis 1 y 2 o si fueron producto de la evolución.

El debate detrás del debate

Desde mediados del siglo XX, el debate sobre la edad y el origen del universo ha continuado entre los evangélicos. Los creyentes siguen confiando en que Dios existe y es el Creador de nuestro universo. Pero en cuanto a cómo creó el universo y cuánto tiempo tardó en hacerlo, hay mucho desacuerdo.
Hay 6 modelos contemporáneos en los que están divididos:
Evolución naturalista: Depende en gran medida del naturalismo filosófico. Esta primera perspectiva queda fuera de los límites del evangelismo porque excluye la creencia en un Creador. En cambio, las causas naturales explican todas las cosas. La evolución es el método para explicar el origen del universo, incluido el modo en que los seres humanos llegaron a existir. El ateísmo es la cosmovisión que gobierna a sus defensores.
Evolución no-teleológica: aunque lo sobrenatural puede existir, no se modifica después de que el universo llega a existir. En siglos anteriores, esta perspectiva se conocía como "deísmo". El protestantismo liberal, la teología de procesos, el budismo, el hinduismo y la teología de la Nueva Era son, a su manera, variaciones de esta perspectiva. Esta perspectiva afirma la evolución y comparte muchas similitudes con la evolución naturalista porque, aunque un ser sobrenatural puede haber iniciado el proceso, el universo, a medida que evolucionó, no se originó ni progresó con un plan previsto en mente. Por lo tanto, se conserva la aleatoriedad que caracteriza a la evolución en el naturalismo filosófico, al igual que el intento de explicar todo a partir de causas naturalistas. En resumen, esta perspectiva se describe mejor como una forma de evolución teísta, que no se limita a las perspectivas cristianas.
Evolución planificada: se diferencia de la perspectiva anterior en que afirma el propósito. Dios tenía un plan en mente desde el principio. Por lo tanto, si bien se afirma nuevamente la evolución, es de naturaleza teleológica. Por lo general, los defensores intentan reconciliar Génesis con la evolución, algunos al considerar Génesis como un "drama antiguo" cuyo autor o autores se aferraban a una cosmología antigua y primitiva. Se dan varias interpretaciones de Adán y Eva. Por lo general, se los ve como un grupo de personas o como nombres (símbolos) utilizados para referirse a la humanidad en su conjunto, pero no como una pareja única de la que se origina toda la humanidad.
Evolución dirigida: se diferencia ligeramente de la evolución planificada. Una diferencia significativa es que los evolucionistas dirigidos son más propensos a ver a Adán y Eva como personas históricas, incluso como los padres de toda la humanidad. Además, Dios no solo es el creador, sino que interviene, o más específicamente, "dirige" el cosmos de manera continua. Pero, de nuevo, la evolución es el método y el medio por el cual se origina el universo.
Estas dos últimas perspectivas (Evolución Planeada y Evolución Dirigida) se clasifican como "no concordistas", lo que significa que no intentan alinear la Biblia con la ciencia moderna. De manera similar, los días en Génesis no se consideran "secuenciales, sino que nos dicen algo sobre la relación de Dios con el mundo".

Interpretaciones sobre los días de la creación

La perspectiva del marco: en el principio, la tierra no tenía forma y estaba vacía, por lo que Dios le dio forma y llenó el vacío. El marco nos dice lo que sucedió, pero nada sobre la duración o el orden de los actos creativos.
La perspectiva del día analógico: Dios crea durante seis días y descansa durante uno, análogo a nuestros seis días de trabajo y uno de descanso.
La perspectiva del templo cósmico: Dios establece toda la tierra como su templo y establece su residencia allí el séptimo día, similar a las historias del establecimiento del templo en otra literatura antigua. En este caso, Dios le da la función de creación, en lugar de crear la forma.
En contraste, las dos últimas opiniones que siguen se etiquetan como "concordistas", y cada una afirma seis días sucesivos de creación. Los defensores de estos dos modelos de creación (la Tierra antigua y la Tierra joven) creen que Dios creó directamente en lugar de a través de un proceso evolutivo.
Creacionismo de la Tierra antigua: Este modelo recibe su distinción en la forma en que explica la edad de la Tierra. Si bien rechaza la evolución, este modelo todavía ve la Tierra como muy antigua (miles de millones de años). Sin embargo, la edad avanzada de la Tierra puede armonizarse con los seis días del Génesis, aunque se interpreta que "día" explica largos eones de tiempo. Génesis 1 se considera compatible con el descubrimiento científico, interpretado correctamente. Esta opinión a veces elige interpretar la Biblia a la luz de la evidencia científica, pero otras veces elige interpretar la ciencia a la luz de la Biblia.
Creacionismo de la Tierra joven: a veces se lo denomina "creación científica" o "creacionismo". Para los defensores de esta perspectiva, la Escritura siempre debe tener prioridad sobre la ciencia, de modo que cuando la ciencia extrae conclusiones que no concuerdan con Génesis 1-2, la ciencia debe ser rechazada. Esta perspectiva se distingue por varias razones. En primer lugar, rechaza la evolución (especialmente la evolución naturalista) por ser contraria a la Escritura, en particular a Génesis 1-2. Además, si bien está de acuerdo con el creacionismo de la tierra antigua en que hay seis días sucesivos en Génesis, no está de acuerdo en que se de lugar a la existencia de largos períodos. Más bien, "día" en Génesis es un período de veinticuatro horas. Además, la tierra es joven, tal vez no mucho más vieja que seis mil años. Esta perspectiva ve a Adán y Eva como personas históricas, así como las primeras personas de las que se deriva toda la humanidad.
¿Por qué dedicar tanto espacio a analizar estas diversas visiones sobre los orígenes? La razón es que en realidad se trata del debate detrás del debate. En otras palabras, mientras tratamos de centrarnos en la historicidad de Adán, sin duda notamos que cada uno de los defensores de cada postura abordará el debate sobre los orígenes. ¿Por qué? Porque la forma en que uno entiende los días del Génesis, la teoría de la evolución e incluso la edad de la Tierra, hasta cierto punto, afectará, de una manera u otra, lo que uno cree sobre Adán y Eva.
 

Los cuatro puntos de vista sobre el Adán histórico

 
No existe un Adán histórico: Perspectiva evolutiva de la creación
Esta perspectiva sostiene que, aunque en el pasado los cristianos afirmaban la existencia de un Adán histórico, la evidencia de la evolución impide mantener tal creencia hoy en día. Según esta visión, Dios creó el universo a través del proceso natural de la evolución, y la existencia de la humanidad es también resultado del desarrollo evolutivo. La genética evolutiva y el registro fósil indican que los humanos comparten un ancestro común con los chimpancés que existió hace aproximadamente seis millones de años. Además, no descendemos de una pareja única (Adán y Eva), sino de un grupo de alrededor de 10,000 individuos.
Esta perspectiva argumenta que la inexistencia de Adán no daña las creencias fundamentales y esenciales de la fe cristiana. Aunque los autores bíblicos, como Pablo en Romanos 5:12-19, afirmaron una perspectiva antigua del mundo y de los orígenes biológicos del hombre, esto no debería erosionar nuestra confianza en las Escrituras. Adán, no es un personaje histórico, sino un instrumento incidental a través del cual la Escritura transmite verdades infalibles. Mientras Adán no es histórico, el segundo Adán, Cristo Jesús, es un personaje histórico que murió por nuestros pecados.
 
Un Adán histórico: Perspectiva arquetípica de la creación
Esta perspectiva sostiene que Adán fue una persona histórica, aunque la Escritura no pone énfasis en su historicidad. En cambio, la preocupación principal de la Escritura es presentar a Adán y Eva como representantes arquetípicos de la humanidad. No solo los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento respaldan esta perspectiva, sino también la evidencia de la literatura del Antiguo Cercano Oriente.
Este modelo deja espacio para la posibilidad de que Adán y Eva, aunque históricamente reales, no sean los primeros humanos ni los padres de toda la humanidad. No adopta una postura específica sobre la evolución, permitiendo tanto su aceptación como su rechazo.
El énfasis arquetípico es más evidente en Génesis 2, donde el autor no se centra en la formación material de Adán y Eva como seres biológicos, sino en la función de la humanidad. El propósito e intención de Génesis 2 no es hacer una declaración sobre nuestro origen biológico ni sobre los orígenes biológicos de Adán y Eva.
Esta perspectiva argumenta que los evangélicos están equivocados al oponer la Biblia a la ciencia moderna en lo que respecta a los orígenes humanos.
 
Un Adán histórico: La perspectiva de la creación de la Tierra antigua
Esta perspectiva sostiene que Adán y Eva fueron personajes históricos reales. Un Adán y Eva históricos es la mejor interpretación no solo de la narrativa bíblica, sino también de nuestra experiencia humana como pecadores, hijos de Adán, necesitados de redención a través del segundo Adán, Jesucristo. Según esta visión, Génesis 2 describe personajes históricos creados por Dios a su propia imagen. Este capítulo establece el escenario para toda la narrativa y la cosmovisión bíblica, y los autores bíblicos eran conscientes de ello.
Aunque Adán es considerado un personaje histórico, puede que no haya sido la única persona existente, sino posiblemente el jefe de su tribu. Esta perspectiva afirma una Tierra antigua, pero es crítica de la evolución teísta, al menos en sus formas más fuertes, porque cree que esta no toma en cuenta la singularidad de los seres humanos como seres hechos a la imagen de Dios, algo que va más allá de los meros procesos naturales. Además, sostiene que una visión literalista de, por ejemplo, los días de veinticuatro horas en Génesis 1 no es necesaria si se realiza una lectura cuidadosa y precisa de las Escrituras.
 
Un Adán histórico: La perspectiva de la creación de la Tierra joven
Esta perspectiva sostiene que a partir de las Escrituras, Adán es una persona histórica y la cabeza originaria de la humanidad. Adán no es primordialmente un arquetipo ni un producto de la evolución biológica, sino la primera persona, creada sobrenaturalmente por Dios y el padre de toda la humanidad. Además, afirma que numerosas doctrinas bíblicas se derivan de un Adán histórico y dependen de él, siendo quizás la más importante el evangelio mismo.
Refiriéndose a la argumentación de Pablo en Romanos 5:12-19, entre otros textos, se enfatiza que sin un Adán histórico y, en consecuencia, una caída histórica en el pecado, no hay necesidad de un segundo Adán histórico, es decir, Cristo Jesús, para deshacer el pecado de Adán y sus consecuencias para la humanidad. Sostiene que los argumentos contemporáneos contra un Adán histórico son similares a los utilizados por los teólogos liberales en el pasado para argumentar contra la resurrección histórica de Cristo.
Esta perspectiva afirma la existencia de un Adán histórico dentro del marco de una visión de la Tierra joven, respaldada firmemente por las Escrituras. En otras palabras, los días de la creación son considerados días de veinticuatro horas.
 

¿Qué impacto tiene este debate en la fe cristiana?

Ciertamente la ciencia emergente podría ser vista como un desafío no solo a lo que Génesis registra acerca de la creación de la humanidad, sino también al estatus único de la especie como portadora de la “imagen de Dios”. Esto incluye la doctrina cristiana sobre el pecado original y la caída, la genealogía de Jesús en el Evangelio de Lucas y, quizás lo más significativo, la enseñanza de Pablo que vincula al Adán histórico con la redención a través de Cristo (Romanos 5:12-19; 1 Corintios 15:20-23, 42-49; y su discurso en Hechos 17).
Para la visión tradicional, el pecado original, la imagen de Dios, la redención en Cristo y la confiabilidad e inerrancia de las Escrituras, así como la manera en que la historia bíblica misma debe ser entendida, están todos conectados a la existencia de Adán como el padre y representante de la raza humana. Por lo tanto, reinterpretar a Adán no deja de tener consecuencias graves.
Sin embargo, según muchos evolucionistas teístas, seguir leyendo Génesis 1-3 como si registrara la historia real con Adán y Eva como la primera pareja humana es un grave error, porque significa que hemos metido la cabeza en la arena, ignorando la evidencia científica de la evolución biológica humana. Por lo tanto, los evolucionistas teístas concluyen que la integridad de nuestra fe está en juego en el debate sobre Adán. Rechazar la evolución es rechazar la ciencia y la honestidad intelectual.
Es crucial que, como cristianos, estemos informados sobre los debates actuales en torno a este tema. Debemos reflexionar sobre nuestra postura, pero también escuchar y comprender las perspectivas de otros hermanos en la fe. Es esencial considerar cómo esto afecta nuestro núcleo de creencias: ¿es una creencia central o realmente no cambia nuestra fe en absoluto? Así, podremos entender mejor qué está en juego en un debate de este tipo.
 
🤓
Esta es una adaptación al español de la introducción del libro: Four views on the historical Adam by Denis O. Lamoureux, John H. Walton, C. John Collins, William D. Barrick